Tal como las olas, al alcanzar la orilla, borran huellas a su paso, se forman a su vez arrugas en la memoria. La imagen se deteriora, los rostros se vuelven borrosos y los paisajes se desdibujan. El tiempo pierde su correlación innata con un presente inmediato y lo único que parece poder mantenerlo intacto es el hecho de tomar una cámara y grabar. Es así como acompañamos a Andrea en un viaje por el autorreconocimiento de su propio retrato después de una terapia de electroshock. Corrupto (2022) es el trayecto en donde se revisitan ruinas pasadas, imágenes lejanas; la búsqueda de su construcción y el desmoronamiento inevitable. Corrupto describe la necesidad natural de inmortalizar la memoria.