7′ Min
Austria
Sin diálogos
Michaela Grill
Sophie Trudeau
Michaela Grill
Sophie Trudeau
Michaela Grill
Sophie Trudeau
Fecha/Hora | Teatro | Ciudad |
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Martes 5 de septiembre | 7:30 p.m. | Libros Antimateria | Medellín |
Miércoles 6 de septiembre | 3:00 p.m. | Casa de la Cultura Cerro del Ángel | Bello |
Michaela Grill (Austria, 1971) Estudió en Viena, Glasgow y Londres (Goldsmith College). Sus películas e instalaciones se han presentado en más de doscientos festivales alrededor del mundo, en espacios como el MOMA, National Gallery Art Washington, Centro Pompidou, Museo Reina Sofia, La Casa Encendida, ICA en Londres y varias Cinematecas. Recibió el Premio al Artista Sobresaliente del Ministerio de Arte y Cultura de Austria en 2010.
Películas científicas de la década de 1920 se transforman en un caleidoscopio de imágenes contemporáneas.
Entre los argumentos a favor del cine como fuente de conocimiento científico, desde el principio el más evidente fue que el cine no sólo registra el movimiento, sino que en muchos casos y, en primer lugar, lo hace perceptible. La ampliación de la imagen revela procesos celulares; los efectos de time-lapse y slow-motion elevan el estallido del polen y las plantas floreciendo a una escala de percepción humana. Bajo el microscopio, estos y otros motivos famosos de la historia de la ciencia hacen su aparición. Sin embargo, con la misma frecuencia, es difícil determinar qué está palpitando, explotando o proliferando en la imagen. En su reluciente montaje de películas científicas de la década de 1920, Michaela Grill no despliega catálogos de motivos, sino que apunta directamente a la fascinación de estas grabaciones: su valor como material educativo nunca se separó claramente de su atractivo estético como puro espectáculo cinematográfico. Formas discretas comienzan a pulular; cosas aparentemente inmóviles estallan en coreografías. La naturaleza encontrada y los procesos técnicos de la imagen danzan entrelazados estrechamente. Grill descubre estos eventos visuales y explora su valor cinematográfico a través de transformaciones de color basadas vagamente en tintes históricos, a través de fundidos cruzados y cortes realzados hasta un punto de staccato parpadeante, a través de la edición rítmica de los detalles de la imagen y la velocidad del movimiento. De la misma manera, en el transcurso de la película, la banda sonora de Sophie Trudeau cambia, de la regularidad del tictac del reloj a la música de una máquina de conducción. Al igual que su material de origen, la película no equivale a una abstracción ornamental, sino que alterna entre objetos reconocibles que se vuelven extraños y formas ilegibles que se vuelven familiares. Aquí, la referencia fotográfica no sirve como confirmación de lo que ya se sabe, sino como punto de partida para la exploración. Los misterios de la percepción cinematográfica apenas comienzan bajo el microscopio
Valle de Aburrá, Antioquia