Tatata (2022) nos permite llegar a un tercer sentido en el cine: el tacto. El método es una exploración a través del relato de tres cuerpos que, por su concentración en texturas, trasciende más allá de la percepción de la imagen y el sonido. Le, Maruyana y Lu Fei, también autodenominados, respectivamente, como el Pez Molamola, la Muñeca de porcelana y Spiderman, ofrecen el testimonio de las condiciones de sus propios cuerpos mientras observamos la transformación de una figura de arcilla. Se estira, se divide, se dilata. Se adelgaza, se segmenta, se abraza a sí misma. Al mismo tiempo, un enorme ecosistema de sonido se adhiere a su materia. Palpamos lo hueco, lo frágil, lo voluble.  Ilustra un vistazo directo, en crudo, sin necesidad de ver los rostros de los testigos para sumergirnos en la figura de sus voces. Tatata no podría estar más acertado en su interés por el sentir.