2024
14′ Min
Colombia
Español
Gabriel Felipe Gaona Ramírez
Chicharrón y Changua – Chicha Films
Daniel Alexander Sierra
Noé Espinel Mendoza
Gabriel Felipe Gaona Ramírez
Santiago Gómez Ramírez
Nicolás Andrés Corral Sánchez
Ricardo Hurtado
Archipiélago Sonoro
Fecha/Hora | Teatro | Ciudad |
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Domingo 8 de septiembre | 2:30 p.m. | Centro Colombo Americano | Sala 1 | Medellín |
Lunes 9 de septiembre | 6:30 p.m. | Museo Casa Consistorial | La Estrella |
Viernes 13 de septiembre | 6:30 p.m. | Auditorio Casa Cultura | Barbosa |
Sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia y realizador audiovisual de la Escuela Nacional de Cine (ENACC). Con estudios en curaduría audiovisual, crítica y teoría cinematográfica que ha puesto en práctica en labores de curaduría, investigación y escritura periodística y académica. Se ha desempeñado como productor, director y guionista. El último cortometraje que dirigió, Polvo sin tierra fue merecedor del estímulo del fondo Grandes Historias 2022, fue seleccionado en el Festival Internacional de Cine de Cartagena FICCI 2024 y resultó ganador del premio del público a mejor cortometraje.
Clímaco, un exsoldado de 70 años que carga con los crímenes de su pasado, pasa sus días sembrando frutos carnosos para alimentar a un ser monstruoso encerrado en su casa. Hasta que los frutos se acaban y Clímaco tendrá que decidir qué hacer con el monstruo que arrastra tras de sí.
Gruñidos bestiales que en su disonancia permiten percibir gritos de angustia. Las palabras han perdido su forma, han devenido en ruido y lamento, del que sólo se perciben la acumulación de timbres humanos provenientes de una bestia sin rostro. Esta bestia sin rostro vive en las profundidades de una montaña donde un exsoldado se dedica de manera ceremoniosa a cuidarla y alimentarla. En su ritual de cuidado sobre este monstruo oculto, Clímaco limpia unas fotografías viejas que cuelgan en las paredes de su hogar. La textura y los colores se han desvanecido de las fotos, los colores amarillentos producto de la humedad y el desgaste apuntan a un pasado incognoscible. El contenido, aunque evidente (rostros reconocibles de seres humanos), resulta enigmático; los rostros en las fotos son signos que parecen tener significado para el personaje y que invitan a imaginar un pasado en el que se mezclan de manera antagónica el orgullo y la vergüenza. Pareciera que cuidar de esas fotos, como se cuida de esta criatura, es una forma de pagar por una culpa insoportable. Es allí, en esa relación con la culpa, donde el cortometraje encuentra uno de sus puntos más altos y a la vez complejos. ¿Por qué vivimos atados a la culpa? ¿Es posible vivir con el arrepentimiento? ¿Por qué alimentar y tratar con tanto cuidado aquello de lo que nos arrepentimos? La fuerza de este corto está en su capacidad de rumiar sobre las preguntas y no ofrecer respuestas sencillas, de compartir un viaje introspectivo que vislumbra un panorama mucho más amplio y complejo.
Valle de Aburrá, Antioquia