La memoria de los archivos se manifiesta a través de su materialidad. Los archivos, en este caso de cassetes Hi8, al ser entes vivos, desarrollan sus propios mecanismos de reproducir su memoria, crean las formas de sus huellas. Jhonny Carvajal Orozco construye un lenguaje nuevo destruyendo a intervalos el material grabado por su madre en paseos familiares a fincas convertidas balnearios y asaderos. Zooms delatan los lugares donde su atención se posa incisiva. Como un código binario: a veces nulo a veces uno, una mamá cinematógrafa graba augurios de la catástrofe sin saberlo. Esa catástrofe es el olvido, la privación de los recuerdos que se comparten entre personas en cada encuentro, en cada círculo alrededor de alguna olla cuando se cuentan las penas propias, los males ajenos, las buenas nuevas o las recetas que nunca habían salido bien hasta esa ida a pasear con las tías y las abuelas. Tener hinchado el corazón no es algo bueno. Discuten los personajes dentro del cuadro. En este cortometraje se pliega un retrato del confort que brinda reunirse en familia a comer alrededor del fuego, cantar canciones, narrar historias de la rutina, tirar sin protocolos frases hermosas. “Su mamá lo grabó comiéndose un gol – Y qué, pues lo grabó.” Película que comparte gestos con el artista inglés James Leyland Kirby y su monumental obra, ahora reconocido meme gracias a la reproducción excesiva en redes sociales de su primer pista, Everywhere at the End of Time: varios álbumes musicales largos acerca de la misma premisa. La serie presenta al «Caretaker», un personaje con demencia que intenta «recordar y desfigurar un audio olvidado». Kirby hace una representación similar a la que hace Carvajal Orozco en Lo impermanente: rompe lo reconocible mediante la modificación de archivos hechos por otras personas para presentar el proceso de la destrucción de la memoria, del cuerpo a través de lo plástico, de lo sensorial y de lo estético. Ni el director de esta película, tampoco Leyland Kirby, buscaron hacer obras agradables o placenteras. Sus decisiones transitaron por el camino de la dificultad y de los intervalos, de lo incomprensible, del vacío matizado por la cotidianidad y no al revés. Ambas piezas convergen en crear puntos de vista fieles a la experiencia enfermiza de un paciente de Alzheimer, quien lentamente vive la pérdida espontánea de su propia continuidad.