Se sabe que una de las cualidades más específicas y aprovechables que tiene la animación en el cine refiere a la posibilidad de darle una forma visible a una variedad de ideas, situaciones o emociones, abstractas,  difíciles, y, en ocasiones, imposibles de poner en imágenes tomadas por una cámara de video. Entrelazadas se aprovecha de esta capacidad para hacernos ver cómo luce la feminidad, desde la infancia y la adolescencia, en una constante lucha contra fuerzas tan variadas como la iglesia, el catolicismo impregnado en la cultura antioqueña, la devoción a dios, entre otras; una lucha que se da acompañada por otras, pero, sobre todo, por sí misma, para, por último, enseñarnos que es una lucha sin final. Todo esto se refleja gracias a la habilidad de la animación, de mostrarnos mundos y formas físicamente imposibles. Al trabajo técnico de la animación se le suma un gran trabajo sonoro, la narración –que se siente tan personal, como leer un diario ajeno– y las intervenciones de las madres –que se sienten tan cercanas al espectador que son un desafío a la proximidad física fantasmal– . Este cortometraje, que es pedagogía  y recogimiento, lo que nos termina por señalar como absolutamente entrelazado es el proceso de constante de cruce de ideas, miedos, iras, alegrías, cambios, que conectan a una serie de mujeres, desde un espacio tan íntimo como el núcleo familiar hasta un contexto global. El entrelazamiento, que ya acontece entre las propias manos de las mujeres que han hecho esta película, se replica para pensar los relatos en primera y tercera persona.