Cinemancia Festival

Linger on Some Pale Blue Dot

Linger on Some Pale Blue Dot

Año:

2019

Duración:

29′ Min

País:

Georgia

Idioma:

Sin diálogos

Director:

Alexandre Koberidze

Productores:

Dana Gal

Guionista:

Alexandre Koberidze

Director de fotografía:

Meidan Arama

Montaje:

Alexandre Koberidze

Horarios

Fecha/HoraTeatroCiudad
Sábado 7 de septiembre | 5:00 p.m.Casa Municipal de la Cultura de CaldasCaldas

Director:

Alexandre Koberidze

Alexandre Koberidze nació en 1984 en Tbilisi (Georgia), donde estudió microeconomía y producción cinematográfica antes de trasladarse a Berlín para cursar la carrera de dirección en la Academia Alemana de Cine y Televisión. Ha realizado varios cortometrajes y la película «Let the Summer Never Come Again», que ganó premios internacionales, incluido el Gran Premio del FIDMarseille. Su último largometraje, «What do we see when we look at the sky?», se estrenó en la sección de la Competencia Berlinale de 2021, donde recibió el premio Fipresci.

Esta película se proyecta con:

 

Colophon, de Alexandre Koberidze

 

Linger on Some Pale Blue Dot, de Alexandre Koberidze

 

The Perfect Spectator /El espectador perfecto, de Alexandre Koberidze

 

The More I Zoom in on the Image of These Dogs, The Clearer it Becomes That They Are Related to the Stars / Entre más hago zoom a las imágenes de estos perros, es más claro que son parientes de las estrellas, de Alexandre Koberidze

Sinopsis

Sinopsis

Afuera todavía es de noche y en la cocina de una pequeña panadería todo comienza a prepararse para hornear pan. Esta película es sobre los procesos cotidianos necesarios para la fabricación del pan, paso a paso, incluida la espera.

Reflexión

Reflexión

Reflexión

Reflexión

Exploraciones planetarias

Detrás de cada cosa hay un humano

Detrás de cada máquina hay un humano

Antes de las cosas, existe el proceso

En el proceso existe la observación

Los actos son como ceremonias.


Linger on Some Pale Blue Dot narra cómo se vive la rutina y las formas de seguir el ritmo de esta rutina a través del tiempo, planteando preguntas sobre “el protocolo”, mediante recursos narrativos que muestran un rito y una apropiación del personaje por la acción que está ejecutando. Los veinticuatro minutos asistimos a un concierto musical exquisito, sin diálogos, donde se evidencia la convergencia entre lo humano y lo industrial a través del camino que nuestro conductor toma para llegar a su objetivo: terminar de hacer el pan. Se viste, se ubica en el espacio, tiene un ritual de espera, nos comparte su café, su cigarrillo y nos muestra cómo hace su trabajo hasta regresar a algo similar como el comienzo, un bucle, una muestra metafórica también de la vida rutinaria del trabajador común, un ciclo. Así pues, el seguimiento de esta costumbre hace que se le facilite vivir lo cotidiano, también que nos haga digerir el paso del tiempo. Por cómo comienza y termina la pieza, podemos hablar de la llegada al planeta tierra de un ser interespacial a través de una nebulosa mágica que llega al mar como primer punto de aterrizaje, y que luego se desplaza a la ciudad nocturna para observar el comportamiento humano del protagonista  durante su rutina. Ya inmiscuido allí, la espera se torna una de las muestras más claras de cómo todo lo que existe en el mundo está acompañado de unos tiempos particulares, necesarios de cumplir para cualquier consumación de una finalidad: cocinar, trabajar, gestar un bebé, hacer crecer una planta, pintar, escribir una pieza musical, etc. Todos los procesos humanos están acompañados de la espera.La película nos acerca, con decisión, a cuestionarnos cómo en la individualidad humana se encuentra lo excepcional para realizar cualquier cosa, la adaptación de las diferentes configuraciones del hacer cotidiano y las peculiaridades que, gracias al cine, se ven en las cosas simples.

SUSANA PALOMA
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