2020
8′ Min
Colombia
Español
José Gerardo Arce
Camilo Jose Rivera
Alejandro Riaño
Wilson Borja
Ricardo Arce
Lola Barreto
Wilson Montoya
Camilo Cogua
Santiago Caicedo
María Cristina Pérez
Rubén Romero
Carlos Andrés Cajigas
Carlos Smith
Pavel Molano
Juan Camilo Fonnegra
Silvia Prietov
Emiliano González
Juan Carlos Concha
María Margarita J. Moyano
Simón Wilches
Andreas Papacostas
Rafael Santamaria,
Jack Reyes
Sandra Marcela Obando
Andrea Sánchez
Hanna Isua
Juan Carlos Mariño
Diego Felipe Rios
Daniel Arce
Adriana Copete
Miguel Otálora
Ana Caro
Camilo Cogua
Ana Arce
Lola Barreto
Santiago Canepari, Agustín Gagliardi, Walter Jakob, Laura Paredes
La Vorágine – José Eustasio
Rivera
Camilo Cogua
Eloísa Arcila
Julián Valdivieso
Fecha/Hora | Teatro | Ciudad |
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Sábado 2 de septiembre | 3:00 p.m. | Parque Cultural y Ambiental Otraparte | Envigado |
Lunes 4 de septiembre | 6:30 p.m. | Parque de la poesía | Girardota |
Equipo creativo de directores de animación ASIFA COLOMBIA
Ante la pavura contemporánea, 31 animadores se adentraron en la selva de sus imágenes para dar homenaje a la novela de José Eustasio Rivera, La Vorágine, publicada en 1924. A la estrepitosa tarea se sumaron músicos, productores y compositores quienes sumergidos en las enfermizas penumbras, dieron por últimas noticias el legado que verán a continuación. Hace meses que los buscamos.
Absoluta razón tenía Sylvia Molloy en su ensayo “Contagio narrativo y gesticulación retórica en La vorágine” al decir que hay una urgente necesidad de releer la novela de José Eustasio Rivera, que es necesario hacer una lectura perversa, cuasi antropofágica, que recorra hasta lo más profundo del texto para encontrar lo que palpita en el corazón de una obra absolutamente compleja, que puede gozar de una mejor fortuna cuando las lecturas tradicionales desaparecen. Un ejemplo notable de este modo de lectura es la película Vorágine 31, en la que un colectivo de 31 animadores, a modo de cadáver exquisito y junto con músicos, compositores y productores, interpretan algunos fragmentos de la novela. La interpretación dialoga con los aspectos literarios de la novela, con la palabra, para darle otro nivel de imagen, para pasar de los grafemas y las oraciones al trazo, al movimiento y al sonido. La mirada particular de cada persona que toma la obra a su conveniencia crea un tejido de estilos; puntos de vista que brotan de una misma fuente de inspiración, pero no agotan (ni pretenden hacerlo) su significado. En cada una de las animaciones se hace evidente la riqueza de lo esquivo, de aquello que no se puede encerrar en definiciones claras. La relación material con La vorágine traza un camino de lectura que permite, por un lado, ver la riqueza poética de su texto, pero, por otro lado, también es capaz de pensar desde las grietas y quiebres de la misma novela. La reinterpretación audiovisual de este colectivo hace que broten aquellos elementos que la lectura y la imaginación pueden evocar, porque no se pueden palpar ni percibir con otro sentido que no sea la vista. El paso del texto a la imagen abre un camino hacia la libertad interpretativa. En cada uno de los momentos sentimos el mismo juego de discontinuidad de la novela, donde cada párrafo es un paso incierto en un viaje sinuoso, curvo, conducido por las formas de la selva. El resultado de esta relectura no es sólo la creación de una película que hace honor a la polifonía misma de “La vorágine», sino una invitación al pensamiento y la creación colectiva. Del corazón de una novela, en la que el peso de su leyenda opaca las nuevas lecturas, toman forma los sonidos, los cuerpos, la selva y toda su flora, para reavivar sus significados y proponer lecturas que involucran la creación con el cuerpo y el movimiento, para aproximarse a los límites del texto y difuminar las fronteras entre géneros y formas de creación artística.
Valle de Aburrá, Antioquia