Cinemancia vuelve a abrir las puertas al cine de Lucía Seles. Después de Smog en tu corazón, los personajes selesianos del club de tenis de San Juan vuelven a emerger con Terminal Young con su cálido y humano patetismo, la gradación afortunada de sus miedos y deseos todo envuelto por la sensible melomanía de Lucía y su afecto melancólico por el urbanismo bonaerense. Laura Nevole cada vez se hace más un archipiélago lumínico incontestable en el conjunto de islotes del afecto del mundo Seles como la profesora de tenis, emblemática y enternecedora con su habitación atiborrada de afiches de célebres tenistas; vuelve también Ignacio Sánchez Mestre que junto a la neurótica y dulce Lujan (Gabriela Distiheim) recorren en coche la ciudad embotándose en reflexiones sobre puentes y túneles en algunas de las secuencias más poéticas de la película y es que en el universo selesiano la trama es sólo una descripción frágil de platillo para perderse en el menú tan variado y fresco de situaciones y momentos inolvidables que la cineasta brinda con generosidad a través de su pandilla de actores y sus apuntes, ya sello de la casa que posibilitan relecturas de encuadre y profundización del carácter de sus seres, esos vehículos de emociones que conocimos en el club de tenis y que seguimos más allá de las canchas con sus inseguridades y  anhelos. Seles sigue jugando con un punzón para bocetear lo que verdaderamente duele, expone sin ridiculizar, explora sin llegar al fisgoneo, si cierra una ventana abre dos puertas, crea con una cuadra y tres personas un universo plausible y aplaudible en su representación del dolor y de los momentos bellos de lo cotidiano-intempestivo, uno puede pensar en Puig o Kaurismaki pero es Lucía Seles, rara avis del ecosistema actual del cine argentino, valiosa y ya imprescindible como la devoción con la que filma las escenas en la pista de hielo de esta película.