En pleno momento de auge en la discusión sobre derechos sexuales y reproductivos, en el que cada vez más se rompe el silencio y se eleva la voz, la directora Alexandra Hyland se atreve también a elevar las risas. Desacralizar no es dar paso a la parodia, sino a la emergencia de la realidad, de lo mundano y cotidiano: desacralizar es humanizar. En esta película, lo que podría ser el drama absoluto por un embarazo juvenil no deseado y la odisea para abortar ilegalmente se convierte en una comedia que permite la extravagancia, la locura, la libre expresión de la sexualidad y, sobre todo, la reflexión sobre el rol femenino en la sociedad y la amistad entre mujeres. Sin embargo, entre el rosa, la pizza y el punk rock, también queda tiempo para lágrimas y peleas, preocupación, desespero e insultos contra el sistema. El humor acerca el tema, lo vuelve real y tangible, pero sin banalizarlo. A través de los ojos de una juventud alocada, excéntrica y alegre, que quiere vivir a tope, obtenemos una visión más sincera de la realidad, que abarca matices, contradicciones, equilibrio y desequilibrio. Podemos sentir compasión por Rafa y, al mismo tiempo, fastidiarnos por su irresponsabilidad y caprichos; podemos admirar la fidelidad de su amiga Gabi, que la acompaña y apoya como si fuera ella misma quien estuviera embarazada y, a su vez, cuestionarnos y sorprendernos por su incondicionalidad. La mirada refrescante y humana de Las demás (2023) posibilita las alabanzas y reproches, el goce y la reflexión, y las consideraciones de orden tanto personal como social. Porque, aunque la risa y el rosa arrojen un velo de ligereza en torno a estas dos amigas, no está de más preguntarse precisamente quiénes son y cuál es la situación de “las demás”.