1988
15′
Francia
Francés
Catalina Villar
Ateliers Varan
Catalina Villar
Catalina Villar
Elisabeth Kapnist
Elias N’Gallo
Knud-Fisher Moller
Fecha/Hora | Teatro | Ciudad |
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Sábado 7 de septiembre | 4:30 p.m. | Cinemas Procinal Las Américas | Medellín |
Viernes 13 de septiembre | 7:30 p.m. | Parque Innova | Girardota |
Catalina Villar, bogotana radicada en Francia, cineasta con intento de estudios en medicina por la tradición familiar y de literatura por su pasión a la escritura. Es profesora de los Ateliers Varan en París, encargada del taller de escritura documental en la Fémis. Ha participado en diferentes másteres y escuelas de cine en Cuba, España y Colombia, entre ellas la Universidad del Valle.
En Créteil, vieja ciudad de tránsito para los inmigrantes, dos jóvenes árabes argelinos pasaron su infancia. Uno de ellos, pese a las dificultades, logró su integración legal en Francia; el otro, aunque nacido en Francia, corre peligro de expulsión.
En este primer trabajo de Catalina Villar, la migración se parece a un cementerio. Para el migrante, los muertos son un asunto de lo cotidiano y lo imposible de discernir. ¿En qué se diferencia un cementerio de una nueva ciudad? La pregunta realmente quedará sin resolver porque Villar se emociona (y con ella nosotros) al filmar la vida cotidiana de los sujetos que conoce mientras filma. Siempre con un método que revela la yuxtaposición imposible entre geografías, saberes y emociones, filma Créteil como si fuera una ciudad todavía por inventar y nombrar. El interés de Villar por la migración y los cambios legales de nacionalidad se originan en el contexto de lo práctico y lo sentimental. ¿Qué se necesita para obtener un nuevo pasaporte francés? ¿Cómo aprender a vivir de nuevo una rutina que contempla nuevos paisajes y la presencia fantasmal del pasado? Villar filma a los niños, también a los abogados. Es una cineasta que sigue: sigue a estos hombres y a estas mujeres que se abren paso por este nuevo país. Sigue sus conversaciones. Sigue sus miradas mientras miran el atardecer. En esta película de Villar está lo que ella descubrió que puede dar una cámara: el registro máximo y más genuino de un estado de ánimo. Villar dice que acá estaba apenas vislumbrando lo que el cine podía ser. Ahora que la vemos descubrimos que Villar, muy fiel a sí misma, descubrió la esencia de la gramática de su voz muy rápido y se quedó con ella con la convicción más intensa y fructífera.
Valle de Aburrá, Antioquia