Expedición al Caquetá (1930) es un registro de memorias de viaje que realizan un grupo de expedicionistas que navegan en lancha a través de los ríos Orteguaza y Caquetá, encontrándose con las comunidades indígenas que habitan el territorio, visitando la que sería la primera hacienda ganadera y recorriendo el paisaje y la vegetación que caracteriza las riberas de estos afluentes.  Este registro mudo no sólo representa un valor histórico como archivo que explora la geografía y demografía de la región, sino que es un precedente del audiovisual etnográfico que permite avistar unas intenciones de narración secuencial, evidenciadas por la inclusión de intertítulos que van describiendo las vicisitudes del trayecto, los cuales, siendo aún muy ilustrativos, consiguen poner en contexto las imágenes y darles una dimensión más allá de la pura documentación.  La mirada que atraviesa la película tiende a exotizar el paisaje y los pueblos nativos de los territorios a los que arriban; es una mirada ajena, de aire colonialista, perfilada por el asombro ante el descubrimiento de nuevas culturas. El documento fílmico se convierte entonces en una panorámica de esta nueva tierra, recorrida y reconocida por los expedicionistas y la cámara, un registro primigenio y significativo del imaginario amazónico nacional.