2016
81′ Min
Colombia
Español
Camilla Rodríguez Triana
Heka Films
Libardo Serna, Alba Lucía Cardona, Jannette Pérez
Camilla Rodríguez Triana
Juan David Velásquez
Felipe Guerrero
Felipe Rayo
Fecha/Hora | Teatro | Ciudad |
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Sábado 2 de septiembre | 2:00 p.m. | Casa de la Cultura Cerro del Ángel | Bello |
Lunes 4 de septiembre | 4:00 p.m. | Auditorio Monseñor Nelson Sierra Pérez | Envigado |
Camila Rodriguez Triana (Cali, 1985) Cineasta y artista visual. Vive en Francia y filma entre Colombia y Francia. Cercana a la expresión documental, su trabajo se explora y funciona tanto en una sala de cine como en un espacio museístico. Se graduó como comunicadora social de la Facultad de Artes Integradas en la Universidad del Valle. Tiene una Maestría en Cine y Arte Contemporáneo de Le Fresnoy – Studio National des Arts Contemporains. Su cine presta una atención felizmente especial al mundo del sonido y los estímulos auditivos. Sus trabajos cinematográficos se han exhibido en grandes e importantes festivales. Trabaja sobre temas como la herencia, las raíces, la familia, el origen perdido y el origen recobrado, el viaje y los tránsitos (físicos y espirituales).
Libardo y Alba, una pareja mayor que vive en un ancianato, están tratando de ahorrar cincuenta mil pesos para alquilar una habitación de hotel por una noche. Esta ilusión de intimidad contrasta con un ritual: un hombre vacía las camas de personas fallecidas. El paso del tiempo está marcado por las letras románticas de las canciones de la radio, o los diálogos de las telenovelas observadas por los internos, que contrastan con la restricción de los intercambios entre los dos amantes.
Extraer un relato esperanzador de entre las brumas de la realidad de un hogar de ancianos. Tal es la agudeza y sensibilidad de Camila Rodríguez Triana con Atentamente (2016), la historia de un viejo fotógrafo que tiene una silenciosa relación sentimental con Alba, una compañera de vejez y espera. La narración está salpicada de imágenes de la rutina sigilosa entre las paredes de la institución, que, por sí solas, van dándole contorno a este relato sobre los vestigios del amor, la reconciliación con el pasado y la manera honesta de perdonar y ser perdonado sin decirlo. Es también una película sobre la soledad –las soledades– de los viejos, que ahonda en sus instantes de quietud o de intimidad desde sus espacios, sus lechos, sus rincones, como cuando entre los resquicios de sus jornadas se refugian en la música de la radio y adivinamos, con ello, cómo vibra su callada nostalgia. Resalta la manera delicada y poética de abordar la muerte, a través de la contemplación de un lecho sin cuerpo, en el cual apenas quedan los objetos que son retirados con ceremonioso estoicismo; un ritual cadencioso que revela el instante mismo en el que se materializa la ausencia, el primer paso hacia el vacío y la melancolía. Sin embargo, la película logra también trazar esas formas tardías, pero siempre bienvenidas, de la felicidad. Se aferra a ello cuando decide insertar el drama del desenlace cronológico al inicio de la película, para que, tras el final, nos vayamos con la eternidad de un baile en la memoria. En Atentamente el flujo de las cuidadas imágenes, apenas tocadas por la palabra, reflexiona sobre la vejez y la vitalidad que persiste; es el registro de esa lucha tranquila, esa negación parsimoniosa de los fantasmales habitantes del asilo a conformarse con solo lo que hallan en los pasillos.
Valle de Aburrá, Antioquia