Sara Summa, cineasta parisina radicada en Berlín, sorprende y conmueve con su segundo largometraje, Arthur & Diana. La cineasta actúa junto a su hermano Robin Summa y su hijo Lupo Piero Summa confeccionando una road movie fuera de pretensiones de trascendencia; la carretera se convierte en refugio y emula el habitar una morada. Las lógicas del viaje imponen sus propios ritmos naturales y Summa es consciente de una tradición, que abarca desde el pensamiento de Thoreau hasta la trilogía de películas de carretera de Wim Wenders. El viaje de los hermanos, en su intimidad y sencillez, despliega momentos de felicidad efímera y de conflictos reprimidos que la cineasta sabe captar con cercanía y sensibilidad apoyándose en el manejo de la luz del director de fotografía Faraz Fesharaki ¿Qué vemos cuando miramos al cielo? (también a proyectarse en esta edición del Festival). Precisamente un tesoro oculto en la tradición de las películas de carretera reside en la búsqueda imperiosa de ese balance entre libertad y soledad, lo revelado y reprimido. Más allá del muestrario estético de una geografía deslumbrante es también recorrer la gradación sutil de los estados de ánimo de los viajantes, identificarnos en sus huellas, firmezas y balbuceos. Muy probablemente todo eso sucederá como una contestación ineludible al asistir al visionado de Arthur & Diana, como si una parte de nosotros aún siguiera en el viejo Renault de los hermanos, tal vez las secuencias donde sale el pequeño Lupo jugando en medio de los bosques sean de las más inspiradas de la competencia central de esta edición del Festival.