CINEMANCIA (este nombre permite un significado místico y un sentido comunitario) nace como una forma de construir nuevos espacios (necesarios desde hace mucho tiempo) para que el cine siga vivo. Nuestra crisis cultural ha aumentado bastante desde la pandemia y muchos lugares para la cultura en el Valle de Aburrá y Colombia han dejado de existir. Como grupo de jóvenes críticos de cine y cineastas decidimos que lo mejor que podíamos hacer era crear un festival de cine donde las películas realmente importen, un lugar para razonar, pensar y vincularse con el mundo.
El festival se llevará a cabo en Medellín y en todo el Valle de Aburrá en el mes de septiembre. La primera versión será del 1 al 7 de ese mes. Hacemos camino hacia una nueva forma de pensar el cine, hacia nuestro hogar, no nos permitamos vagar en la lejanía solos; CINEMANCIA nos acoge.
John Wayne alejándose hacia el horizonte, la mujer pantera de Tourneur o las sombras pesadas y agobiantes creadas por Gabriel Figueroa en Los Olvidados; todos ellos los descubrimos en las salas, esos habitáculos uterinos de la imaginación nos absorbían y nos abstraían del estruendo de la avenida y de la última discusión familiar. La liturgia de las sombras era oficiada por la luz intempestiva del proyector y nosotros: feligreses hipnotizados, asistíamos a la procesión de una serie de imágenes, de sarcófagos abiertos. El mundo nos susurraba al oído, sin veleidades, las películas nos apuntaban hacia horizontes que nuestros pies infranqueables desconocían. Vibrábamos con el Monument Valley de Río Grande o los cerros color ceniza de Santiago de Cuba filmados por Kalatozov. Nuestras diminutas agendas desprendían humo atestadas de torpes apuntes de la experiencia. Nos comunicábamos más con los suspiros y el vaho de nuestras bocas que con disertaciones concretas, arañábamos la inmortalidad anclados a la silletería de un viejo teatro municipal entre la algarabía y la devoción. Así una mejor parte de nosotros se fue y entró en el imaginario de aquellos sarcófagos volátiles de la luz. Ahora esa especie de fábula mística que hace resplandecer la memoria de vez en cuando, se convierte en palimpsesto gracias al trabajo apasionado y obstinado de un grupo de personas que quiere liberar la experiencia cinematográfica de los apresamientos contemporáneos, de la estrechez de la pantalla del celular y del computador; conjurando aquellas experiencias místicas de antaño para que dialoguen con la efervescencia del consumo cultural efímero.
Así, nace el Festival Metropolitano de Cine CINEMANCIA como una oportunidad de corporeizar las reflexiones de la actual coyuntura; recobrando el encuentro físico con los escenarios de visionado y pensamiento. Hoy más que nunca es pertinente un lugar que se ofrezca como refugio para las películas y el espectador, haciendo que el Festival crezca a través de las porosidades de los márgenes de la pantalla y establezca en los vaivenes liminales de la experiencia el pensarse como sociedad fluctuante. Mancomunarse a través de nuestras secciones curatoriales y actividades académicas es una necesidad de estos tiempos del vertiginoso acontecer; los prolegómenos de la movilización social actual así lo hacen ver. CINEMANCIA se construye a través de este intercambio trascendente de interactividad física e intelectual; el prejuicio mediático erigido a través de viejos dictámenes es superado hacia una nueva forma de pensar las imágenes. Hacemos camino hacia una nueva forma de pensar el cine, hacia nuestro hogar, no nos permitamos vagar en la lejanía solos; CINEMANCIA nos acoge.
El Festival Metropolitano de Cine CINEMANCIA es una casa que acoge toda la gradación diversa y multicultural del pensamiento, el conocimiento y la práctica de la ciudadanía, esta casa de fronteras difusas recibe todos los procesos e inquietudes de todas las edades. En estos tiempos problemáticos que enfrentamos creemos en la pertinencia de un espacio de esta índole. Cinemancia nos ancla como sociedad a un encuentro vital de reflexión, creación y pedagogía; somos conscientes de que, a lo largo del tiempo, este tipo de iniciativas han sido los refugios del agobio y el tedio de las sociedades ante las adversidades. Creemos en un espacio propio de la ciudadanía que estimule su desarrollo como territorio y red de procesos culturales complejos y heterogéneos.
