1973
23′ Min
Estados Unidos, Cuba
Sin diálogos
Miñuca Villaverde
Miñuca Villaverde
Miñuca Villaverde
Miñuca Villaverde
Miñuca Villaverde
| Fecha/Hora | Teatro | Ciudad |
|---|---|---|
| Miércoles 17 de septiembre | 6:30 p.m. | Museo Casa Consistorial | La Estrella |
| Viernes 19 de septiembre | 6:30 p.m. | Centro Colombo Americano - Sede centro. Sala 2 | Medellín |
Miñuca Villaverde es una cineasta y escritora cubana. Trabajó como actriz y guionista en varias producciones del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), entre las cuales destacan “El parque” (1963, documental) y “Elena” (1964, ficción). Después de exiliarse en 1965, dirigió cortometrajes, vinculados a la escena del cine experimental neoyorquino. Su documental “Tent City” (1980), sobre un campamento de refugiados durante el éxodo del Mariel, es una de las obras más reconocidas del cine cubano realizado en la diáspora. Ha publicado los libros “Fue una gran fiesta” (2009, junto con Fernando Villaverde) y “Los días de la coleccionista” (2010).
Esta película se proyecta con Apollo, Man to the Moon, Blanca Putica. A Girl in Love, Tent City.

Miñuca visita su padre, un exiliado cubano en Texas, poco antes de su muerte. Al marcharse ya no queda nada: ni el padre ni el país que los vio nacer. Una carta de despedida a todo aquello que se perdió y una bienvenida al futuro.


En las películas de Miñuca Villaverde el exilio es un asunto, una expresión y una condición neurálgica. Como exiliada, cada una de sus películas reflexiona sobre el antes y el después. En To My Father, que es mitad carta y mitad epitafio, el exilio no es solo neurálgico sino único, capital, contundente. Claro, hay un antes y un después: su estadía con su familia en Texas, con quienes vivió un año (se refiere al antes) y luego, su visita a su padre durante su enfermedad (se refiere al después), tiempo en el cual su familia se reuniría, finalmente, una última vez: allí, antes de la inminente muerte de su progenitor, tuvo la oportunidad de filmar durante un mes su vida cotidiana. Vemos, a excepción de dos momentos finales de armonía inusitada, imágenes en blanco y negro que componen, primero, el retratro de un hombre único, y, segundo, lo que ese hombre representaba. Miñuca filma un mundo que se pierde para siempre. Las imágenes son un homenaje no solo a su padre sino a su País, por medio de la práctica experimental, su propia búsqueda, libertad y expresión autoral cinematográfica y, a la vez, del interés por las home movies. Entre sus otras obras, Miñuca deja especialmente en esta cine-carta una huella de su historia, explorando temas familiares por medio de la memoria y el exilio, en este caso el de su Padre, un exiliado cubano en Texas un año antes de su muerte.
Valle de Aburrá, Antioquia