2016
12′ Min
Estados Unidos
Inglés
Ivete Lucas y Patrick Bresnan
Patrick Bresnan, Greg Brockman, Ivette Lucas y Maida Brankman
Tiana Crawford, Jamila Smith-Boyce, Christopher Burgess Jr.
Ivete Lucas y Patrick Bresnan
Joaquín del Paso
Ivete Lucas
Eric Friend
Fecha/Hora | Teatro | Ciudad |
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Sábado 3 de septiembre | 5:30 p.m. | Biblioteca Marco Fidel Suárez | Bello |
Miércoles 7 de septiembre | 7:00 p.m. | Kiosco Parque Principal Copacabana | Copacabana |
Jueves 8 de septiembre | 2:00 p.m. | Casa de la Cultura Miguel Uribe Restrepo | Envigado |
Ivete Lucas nació en Brasil, creció en México y trabaja como cineasta en Estados Unidos y México. MFA en Producción Cinematográfica de la Universidad de Texas, en Austin.
Patrick Bresnan, artista visual y cineasta. Codirigió «The send-off» que se estrenó en Sundance y recibió premios en SXSW, SFIFF y AFI FEST. Codirigió y filmó SKIP DAY, que ganó el gran premio del jurado en la Quincena de Realizadores, en el Festival de Cine de Cannes 2018. Fue director de fotografía de «Boy State» que ganó el gran premio del jurado en el Festival de Cine de Sundance 2020.
Esta película se proyecta con:
The Rabbit Hunt, Roadside Attraction, Skip Day y Happiness Is a Journey, todas de Ivette Lucas y Patrick Bresnan
Animados por una gigantesca fiesta –la noche del baile de graduación del colegio–, un grupo de estudiantes entra a la noche con la esperanza de trascender y movilizarse fuera de su pueblo rural y el paisaje industrial que los rodea.
Aplazar la incertidumbre del futuro para enfocarse en la celebración presente del paso de la juventud a la adultez. Eso nos muestra The Send-Off, película que aborda los preparativos para la fiesta de graduación de un grupo de jóvenes afroamericanos de Pahokee, un pueblo agroindustrial de Florida. La película resalta cómo algunos de ellos se preparan para el evento con la compañía y empeño de sus familias. El nerviosismo, la agitación y el sentimiento en los diálogos ponen en relieve la importancia de ese día para la juventud, que adquiere el carácter de acontecimiento magno, e incluso de ritual, por el logro de llegar hasta ese tránsito en la formación y en la vida. Además de los preparativos, la película pone también su foco en el entorno. Las imágenes murmuran el contexto socioeconómico de la población, por un lado mostrando una sigilosa actividad agrícola y, por otro, la geografía doméstica de sus habitantes, que contrasta con los atuendos elegantes, los carros de lujo que las familias han alquilado y de ese momento de intimidad colectiva cuando la comunidad se reúne para ver y fotografiar a sus jóvenes antes de encaminarse a la añorada fiesta. No hay en esta situación un sarcasmo o un señalamiento, sino el registro de una auténtica alegría, una suerte de complicidad melancólica entre todos los habitantes. En ello reside el valor de la película: la capacidad de retratar el logro juvenil como un logro colectivo y de captar el orgullo generalizado por ese tránsito que, sin embargo, no se sabe hacia dónde conduce, como si lo que atestiguamos fuera ya la concreción de una meta a la cual los adultos y viejos no pudieron aspirar y que, por eso, hacen también suya. Lo único que queda es celebrar.
Valle de Aburrá, Antioquia