2022
10′ Min
Español
Español
Alba Esquinas
Daniel Peña – Mubox Studio
Alba Esquinas
Alba Esquinas
Alba Esquinas
Alba Esquinas y Laura Gantes
Alba Esquinas y Laura Gantes
Fecha/Hora | Teatro | Ciudad |
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Jueves 8 de septiembre | 7:00 p.m. | Libros Antimateria | Medellín |
Alba Esquinas (Murcia, 1999) Directora y guionista, graduada de la Esceula de Artes TAI, con un especialización en guion. Actualmente realiza una maestría en guion para cine y televisión en la Universidad Carlos III. Olores (2022) es su primer cortometraje como directora y guionista, fue estrenado en el festival Visions du réel en 2022.
Esta película hace parte del programa El rastro de la infancia.
Se proyecta con Kicking the Clouds, A los niños les gusta esconderse y La infancia de Roman.
Una fotografía aparece en el fondo de un cajón y desencadena los recuerdos de toda una infancia. Una infancia no solo marcada por la ausencia del padre que murió en la guerra, también por las matanzas de cerdos y los trapos manchados de sangre de la carnicería de su madre.
“Huelen las manos lejanas”
La estatua de su olvido, Diana Acosta Rippe
¿Sería posible reconstruir el pasado a partir de sensaciones? ¿Habrá formas del tacto que traigan al presente un torrente de imágenes? ¿O quizá son los olores, en las capas internas de los recuerdos, apilados en una biblioteca enorme de aromas percibidos inconscientemente, capaces de remover el pasado? Es esta última aproximación la que toma la directora Alba Esquinas que, en una dolorosa inspección de su infancia, evoca el olor punzante de la sangre. Su pasado huele a sangre, a sacrificio y, de una manera que parece contradictoria, a espectáculo. Su madre era la carnicera del pueblo. El pasado se recorre con la evocación del olor, con la recreación de los chillidos de angustia de los cerdos que ella y los otros niños imitaban para captar la atención de sus padres. Junto a este paisaje sonoro, de sonidos ominosos, de melodías lúgubres, están las imágenes fotográficas del pasado. Pequeños rectángulos enmarcados en el centro de la pantalla; fotos a blanco y negro que señalan con mayor insistencia un tiempo anterior. No hay voz capaz de darle sentido a los recuerdos, sólo imagen y texto escrito (que es otra forma de imagen) tratando de reacomodar las huellas del pasado con olor a muerte. La infancia, en este corto, no es un momento idealizado. Allí están las marcas de preguntas sin resolver, las evidencias de la desaparición y del abandono, así como las huellas de la guerra. El alcance de esta reflexión sobre el pasado invita a sumergirse en las imágenes incómodas del archivo familiar, en las manchas de las paredes, en la sangre, en los rostros con gestos indescifrables, en las palabras diáfanas que intentan ordenar el confuso discurso del pasado.
Valle de Aburrá, Antioquia