1979
101′ Min
México
Español
Jaime Humberto Hermosillo
Héctor López Lechuga
Rafael Arrillaga
José Alonso
María Rojo
Ana Ofelia Murguía
Carlos Castañón
Guillermo Gil
Manuel Ojeda
Jaime Humberto Hermosillo
José de la Colina
Rosalío Solano
Rafael Ceballos
Javier Mateos
Ángel Trejo
Fecha/Hora | Teatro | Ciudad |
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Sábado 2 de septiembre | 4:30 p.m. | Cinemas Procinal Las Américas | Medellín |
Domingo 3 de septiembre | 4:00 p.m. | Auditorio CAM Alcaldía Barbosa | Barbosa |
Martes 5 de septiembre | 6:00 p.m. | Auditorio - Biblioteca Municipal Juan Carlos Montoya Montoya | Sabaneta |
Jaime Humberto Hermosillo (México, 1942 – 2020) Notable homosexual mexicano. Su cine pensó, casi exclusivamente, los espacios interiores ocupados para la pasión y las mareas eróticas. Distorsionó la tradición melodramática de su país para encontrar nuevas expansiones a la definición de amor. Radical, independiente, siempre fiel a sus intuiciones sobre el amor y la liturgia del sexo, es referencia obligada para el análisis de la conducta social del mexicano contemporáneo y del retrato que el cine ha hecho de ella. Pretendió pensar las disidencias sexuales, el deseo y los universos de las heridas románticas.
Leticia es una empleada pública que comparte su apartamento con doña Amparito, una compañera obsesionada con el recuerdo de su hijo Miguel Ángel, quien abandonó el hogar años atrás y se hizo marinero para conocer el mundo. La terquedad de la anciana influye en Leticia, quien comienza a añorar a Miguel Ángel.
Todos en Naufragio están en movimiento. La pausa parece un imposible, un fuera de orden. Cuando llega a la película es para anunciar tragedias. Hay tal cantidad de cosas que es difícil escoger sobre cuáles concentrarse. O distinguir cuál es el detonante exacto de las otras muchas cosas. El registro de la cronología, sobre el que insiste mucho la película, se pierde rápidamente. Es una bruma. Un gran relato de espera, desasosiego y confusión anímica. En Hermosillo, un cuarto dentro de un modesto apartamento siempre es capaz de revelar temores, ansiedades, afectos frágiles o milenarios. Una madre alquila una habitación a una compañera joven de trabajo. Aquel cuarto mítico se convierte en un hechizo. Todo un bosque de afectos distorsiona (o afina) la seguridad de una María Rojo con ojos firmes y luminoso corazón. Naufragio (1978) es espera, embrujo y herencia. Un mar enojado amenaza con sacudir el interior de los personajes. Nadar a la deriva y sin refugio es también la amenaza y el peligro del desamor. Sin embargo, en Hermosillo más vale la amenaza que la condena de nunca amar. El relato apasionado de otra mujer sobre el mundo es más acogedor que el laberinto interminable, seco y voraz, del funcionamiento burocrático de un México acelerado. María Rojo, sin saberlo, se aferra a un mundo que no existe. Su divagar es un obligar al tiempo a que el relato encantado se cruce con la realidad. Es por eso que Naufragio puede ser la mejor película sobre la espera. Hermosillo, además, hace algo que siempre es difícil de conciliar: los más grandes y elevados temas están exclusivamente en la cotidianidad más ruda. En ir al hospital. En llenar un formulario. En coincidir (o no) con el amante. En rechazar un encargo. En hacer una sopa. La espera, lo vemos con tristeza, es un padecimiento. Un padecimiento liberador. Esa paradoja anima Naufragio.
Valle de Aburrá, Antioquia