Cinemancia Festival

L’amour fou / Amor loco

L’amour fou / Amor loco

Año:

1969

Duración:

255′ Min

País:

Francia

Idioma:

Francés

Director:

Jacques Rivette

Productores:

Georges de Beauregard

Roger Scipion

Elenco principal:

Bulle Ogier

Jean-Pierre Kalfon

Andre S. Labarthe

Denis Berry

Michèle Moretti

Guionista:

 Jacques Rivette

Marilù Parolini

Director de fotografía:

Alain Levent

Étienne Becker

Montaje:

Nicole Lubtchansky

Sonido:

Bernard Aubouy

Jean-Claude Loreux

Horarios

Fecha/HoraTeatroCiudad
Jueves 12 de septiembre | 6:30 p.m. Centro Colombo Americano | Sede Centro | Sala 1Medellín

Director:

Jacques Rivette

Obsesionado como nadie por las conspiraciones y las masonerías, Jacques Rivette fue cinéfilo, crítico de cine y director de cine. Hizo las cosas en ese orden pero cuando hacía una nueva cosa nunca dejaba de hacer las otras. Fue jefe de redacción de Cahiers du Cinéma. Dirigió más de 20 películas y todas ellas iluminan sobre la intensidad de un método propio, diferente y especial, alrededor de una concepción obsesiva y laberíntica de la ficción. En 1969 estrena la que para muchos es considerada su obra más emblemática, L’Amour Fou, en la que reflexiona sobre la representación, la ficción y su relación equívoca con lo real. Murió a los 87 años. Escribió el que quizás sea el texto más fundamental de la historia de la crítica de cine, su célebre artículo titulado “De la abyección”. Trabajó con los actores y actrices más grandes del cine francés y sus películas desarrollan la mejor de las sensaciones: el placer de ver y de perseguir algo con la intuición del ojo. Su famosa frase “todas las películas tratan sobre el teatro, no hay otro tema” sigue siendo cierta y no encuentra, todavía hoy, réplica justa.

Sinopsis

Sinopsis

Claire y Sébastien viven juntos en París y forman la pareja perfecta: ella es actriz y él director teatral. Los dos se preparan para trabajar en una producción de Andrómaca, de Racine, dirigida por Sébastien, que también interpreta el papel de Pirro. Durante los ensayos, Claire se siente incómoda y, para sorpresa de todos, abandona abruptamente el proyecto. Sin pensárselo mucho, Sébastien la reemplaza por Marta, su exmujer. Cuando, después de los ensayos, la pareja se encuentra en su apartamento, los celos aumentan y la tragedia teatral se va infiltrando en sus vidas.

Reflexión

Reflexión

Reflexión

Reflexión

Hay siempre algo muy importante en los ojos de los actores y las actrices de Rivette. Ojo a ojo y cuerpo a cuerpo se descifra el “método” de esta película donde nadie parece muy feliz. Los ojos de Bulle Ogier y Jean-Pierre Kalfon dan fe de todo lo que el amor tiene de peligro. En sus miradas se lee lo que siente el corazón y lo que necesita un aparato explosivo para detonar. L’amour fou es de estallidos, explosiones, relámpagos, golpes duros. Tiene el ruido de todo lo que acaba: el filo contra la ropa, contra el papel. Y los dedos de ella contra la pared… Esta película es sobre lo que imagino como el miedo, que crece de la insatisfacción y la oscura zozobra, fundamental en una actriz o un actor. En realidad, es un doble miedo: convertirse en el personaje que se interpreta y, en la mitad de la línea que traza el avance que es toda obra de teatro, darse cuenta de que –por cualquier razón– no se “da la talla”. Incapaz de ser esa otra persona que nace primero en el papel, queda solo aventurarse en ese destino ajeno. Y, por otro lado, no interpretar dicho papel no libera de tener que aceptar su infortunio o efímera felicidad. Película alucinantemente rápida: no solo es el vértigo de ver los días pasar y pensar que el momento de estreno de Andrómaca es ya inmediato –¿están listos todos?–, es también desempeñar el trabajo de ser testigos para dar cuenta de la rapidez con la que, de un lado a otro, se movilizan las emociones de los personajes. De la risa hermosa al fuego que nada deja vivo. Entre estados de ánimo aparece un terreno de volátil magma, un compás violento que dirige los avances de los días y los ensayos. Aquí el amor se parece a la pólvora y la película completa, vista desde lejos, a una flor despetalada. Sébastien repite y perfecciona “Andrómaca”. Claire, empecinada también en crear algo suyo, muy propio, tan único como el amor que entrega a Sébastien, graba sonidos y, sobre todo, su voz en una magnetófono doméstico. Que no nos engañe la propensión fácil de leer toda historia de amor francesa como un triángulo. Rivette ama el número dos. Y esta es una película sobre una pareja. Dos. Doble. Al cuadrado. Ella y él. Aficionado a la duplicación, Rivette siembra espejos y si hay dos cámaras también hay dos lugares, dos proyectos, dos actrices, dos amantes, dos posibilidades –el éxito o el fracaso de la obra; quedarse o huir–. De azares espejados y de amor recíproco desgraciado. Sin ningún apego al equilibrio o sus variaciones, L’amour fou sigue, en paralelo, lo que dos amantes hacen, primero, juntos, después, cada uno por su lado. Lo que está en juego en el amor (también en el teatro y en el cine) es el propio cuerpo: L’amour fou es la prueba irrefutable. Los amantes excavan hasta sacar todo lo que contiene el dilema de saberse, aunque muy enamorados y muy unidos, dos cuerpos. Ni todo el amor del mundo los salva de la distancia, del exterior.

PABLO ROLDÁN

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