2022
86′ Min
Colombia
Español
Andrés Ramírez Pulido
Andrés Ramírez Pulido (Valiente Gracia), Jean-Etienne Brat & Lou Chicoteau (Alta Rocca).
Jhojan Estiven Jimenez, Maicol Andrés Jimenez, Diego Rincón, Miguel Viera, Carlos Steven Blanco, Ricardo Alberto Parra, Jhoani Barreto, Marleyda Soto, Wismer Vásquez.
Andrés Ramírez Pulido
Balthazar Lab
Julie Duclaux, Juliette Kempf
Nestor Vélez, Claire Berriet, Laura Chelfi, Victor Praud
Fecha/Hora | Teatro | Ciudad |
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Jueves 1 de septiembre | 7:00 p.m. | Teatro Comfama Alfonso Moreno | Medellín |
Andrés Ramírez Pulido (Bogotá, 1989) Director y productor con magíster en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional de Colombia. Su cortometraje Damiana (2017) fue seleccionado en la Competencia oficial del Festival de Cannes y participó en festivales como Toronto (TIFF) y Toulouse, donde obtuvo la mención especial del jurado. Su corto El Edén (2016) se estrenó en el festival de Berlín y obtuvo múltiples premios en Busan, El Cairo y Biarritz, entre otros. En 2017, participó en la Berlinale Talents y en la residencia Lizières en Francia. En 2012 co-fundó Valiente Gracia, compañía que ha producido sus últimos filmes. La Jauría (2022), su opera prima, fue apoyada por el Hubert Bals Fund, el World Cinema Fund y el FDC, se estrenó recientemente en la Semaine de la Critique de Cannes donde ganó el Grand Prize de esta prestigiosa sección, convirtiéndose en el primer director colombiano en obtenerla.
En un centro de rehabilitación experimental en medio de la selva, Eliú paga una sentencia por asesinato. Cuando su mejor amigo y cómplice es trasladado al mismo lugar, los jóvenes deberán reconstruir su crimen y enfrentar un pasado del que Eliú se quiere alejar. En medio de terapias y trabajos forzados, Eliú se enfrentará a la oscuridad de la naturaleza humana y tratará de escapar de la suya antes de que sea demasiado tarde.
El origen del primer largometraje de Andrés Ramírez Pulido ya se encuentra inscrito en sus dos cortos previos, El Edén y Damiana. En La jauría volvemos al territorio en ruinas de El Edén: las reminiscencias del corto se hacen evidentes con la piscina en medio de la finca, carcomida por el paso del tiempo. Los ecos de su otro corto se hacen sentir en sus personajes, adolescentes encerrados en una finca lejana, envuelta por una naturaleza exuberante, en condiciones cercanas a la precariedad y sometidos al trabajo físico y de la propia tierra por una aparente promesa de cambio y redención. Aunque la película mantiene una postura muy firme sobre los problemas terrenales, sobre la explotación de los cuerpos, el abuso de la juventud desencantada que no parece ver un futuro, sobre un estado patriarcal que reprime y replica sus modelos de violencia y dominio, también permite elevarse a reflexiones más allá de lo terreno. Por un lado, la construcción del sonido hace del espacio de la selva un concierto sobrepoblado de insectos. No parece haber quietud ni tranquilidad. Tanto el día como la noche están inundados de una orquesta de chirridos, chasquidos, vibraciones y aleteos, como si la naturaleza intranquila no pudiera apaciguar las emociones. Por el contrario, el sonido, que no sólo alimenta y fortalece las atmósferas enrarecidas de la selva y los bosques, también envuelve la vida en la finca con un aire de ritual. Sonidos de tambores y sonidos semejantes a un rito pagano acompañan las terapias de estos jóvenes, que, en medio del trabajo físico, de labrar la tierra y talar los árboles, reservan un tiempo para la meditación y la reflexión sobre sí mismos. Los hombres, que parecen ser los únicos habitantes de este terreno derruido, no creen en la salvación ni en el cambio de estos jóvenes. El castigo para ellos es en sí mismo, una actividad a la que los criminales están condenados y no una posibilidad de reinserción y cambio. El estado patriarcal al que la película de Ramírez Pulido y su equipo apuntan es un estado de desencanto y de engaño. Esta es una película que parece demostrar lo profundo que se esconde detrás de la idea misma del Purgatorio: no sólo importa la forma de condena que se paga en este espacio, sino el efecto que ésta tiene sobre el penitente.
Valle de Aburrá, Antioquia