2024
15′ Min
Canadá
Inglés
Connor Jessup
Ashley Shields-Muir
David Webster
Joel Oulette
Connor Jessup
John Ker
Connor Jessup
Matt Chan
Paul Germann
| Fecha/Hora | Teatro | Ciudad |
|---|---|---|
| Miércoles 17 de septiembre | 7:00 p.m. | Centro Colombo Americano - Sede centro. Sala 2 | Medellín |
| Viernes 19 de septiembre | 7:00 p.m. | Teatro Caribe | Itagüí |
Actor, guionista y director canadiense, conocido por sus papeles protagónicos en Locke & Key de Netflix, American Crime de ABC y la aclamada película independiente Closet Monster. Sus cortometrajes se han proyectado en el TIFF, Clermont-Ferrand, Palm Springs, FNC y muchos otros festivales de todo el mundo. En 2018, dirigió un documental sobre el cineasta tailandés ganador de la Palma de Oro, Apichatpong Weerasethakul, para The Criterion Collection.

Dos compañeros de habitación de un internado comparten una extraña experiencia con el sonambulismo.


Como episodio encantando, en presencia de hechos de magia increíbles, de fantasía e hipnotismo, todo en la película –incluyendo el pronunciamiento directo del incontrolable viento– tiene una fibra de irrealidad. La película nos exige creer en este mundo encantado, donde las cosas son, al mismo tiempo, perfectas e imposibles. La prestancia marcial de este mundo de hombres, tiene, claro, un intruso: el joven Arthur. Demasiado flaco, demasiado bajito, demasiado dulce, de voz bajita y de maneras calladas. Atrincherado en su propio silencio, Arthur, con un rostro que parece siempre a punto de llorar, mira, observa con detalle (la primera escena es bastante febril en este aspecto). Es capaz de ver lo que todo el mundo ignora. Estudia en una institución que hoy nos parece caduca: un viejo y clásico internado solo para hombres. Una fortaleza contra el frío. Frío que quizás solo el indefenso Arthur sepa mirar a la cara y sobrevivir a sus estragos. Su compañero, el Julian del título que el viento reclama para sí durante la noche, es algo así como el chico popular: tiene muchos amigos, su cuerpo no revela que todavía es un adolescente, su voz es gruesa y tiene una habilidad legendaria para los deportes. Además, camina dormido. Hecho sobrenatural que no sabe cómo explicarse a sí mismo y que, dejado al vacío y sin la atención que al menos le brinda Arthur, podría salir mal. Arthur y Julian no tienen nada en común. El problema con el sueño y las rutinas normales de la ansiedad juvenil complican todo lo que puede pasar entre ellos. Jessup (que cultiva una obsesión con el sueño tan densa y variable que lo ha llevado, incluso, a filmar una película sobre el mismísimo Apichatpong Weerasethakul, máximo cineasta vivo dedicado al sueño) es delicado y arrebatador. En su película, el viento se comporta como una presencia etérea fascinante, lo que convierte humildemente al propio Jessup en un cineasta del sueño y del viento. Como es una película de alguien que reacciona mirando, que opera mirando, es, en su totalidad, un film silencioso: el viento ahoga todo lo demás. Una pequeña densidad emocional, clásica y reconocible, caracteriza la película –ella todavía feliz de los personajes que sortean sus diferencias ante un suceso dramático–. Julian y el viento, de una naturaleza ambigua, lacerante para los enamoradizos, cree todavía en las lindas cosas ingenuas y hace sonar la música de esa bella creencia.
Valle de Aburrá, Antioquia