Años 30. Atardece en Calcuta. Anne Marie Stretter, esposa del embajador de Francia, sostiene diversos amoríos que se pondrán en evidencia durante una recepción ofrecida en la embajada. India Song (1975), primero concebida como obra de teatro, después como novela, terminó convertida en la tercera película en solitario de la escritora, dramaturga, guionista y directora Marguerite Duras. Filmada en un espacio reducido, con muy pocos movimientos, voces en off –a veces masculinas, a veces femeninas– que van del pasado al presente, reconstruimos de manera poética y alegórica esta historia de amor, deseo y traición. En ella se reúnen gran parte de las preocupaciones temáticas y estilísticas que acompañaron a esta creadora francesa a lo largo de su vida, muchas veces inspiradas en sus recuerdos de infancia y adolescencia vividos en la Indochina Francesa. Aquí están el hastío, la insatisfacción femenina, la muerte omnipresente, secuencias evocadoras en donde la imagen no ilustra ni corresponde con las palabras que la acompañan, la sensación permanente de que algo importante está sucediendo fuera de lo que alcanzamos a ver. Los pocos personajes, entre los que se destaca una magnética y fría  Delphine Seyrig, se mueven poco y con delicadeza, mientras la cadenciosa, nostálgica y evocadora “India song”, compuesta por Carlo D´Alessio, nos sumerge en ese ambiente burgués decadente y sensual en el que es imposible no ver un reflejo –uno de tantos que se hacen posibles de manera real y figurada gracias a un enorme espejo, elemento central de varias escenas–- del colonialismo moribundo próximo a su extinción por esas tierras.