Cinemancia Festival

El otro día

El otro día

Año:

2012

Duración:

120′ Min

País:

Chile

Idioma:

Español

Director:

Ignacio Agüero

Productores:

Ignacio Agüero

Christian Aspèe

Amalric de Pontcharra

Daniela Salazar

Elenco principal:

Ignacio Agüero

Raúl Ruiz

Pablo Mazziotti

Guionista:

Ignacio Agüero

Director de fotografía:

Ignacio Agüero

Arnaldo Rodríguez

Gabriel Díaz

Montaje:

Sophie França

Sonido:

Sophie França

Horarios

Fecha/HoraTeatroCiudad
Jueves 12 de septiembre | 7:00 p.m. Teatro CaribeItagüí

Director:

Ignacio Agüero

Ignacio Agüero nació en Santiago de Chile en 1952. Estudió arquitectura y también cine. Muchas veces se reconoce en sus películas la importancia de los espacios debido a esa formación. Realizó su primera película, No olvidar, de forma semiclandestina, sobre una matanza de campesinos por la policía de Pinochet. Después vinieron los documentales Como me da la gana (1985), una especie de encuesta a pie de rodaje sobre por qué y para qué hacemos películas con sus compañeros cineastas chilenos, y Cien niños esperando un tren (1988) sobre cómo transmitir la magia del cine a los niños de la mano de las clases de la profesora Alicia Vega. Hasta la fecha ha dirigido diez largometrajes. También ha sido presidente de la Asociación de documentalistas de Chile; jurado en festivales internacionales; productor y director de telefilms, actor secundario de numerosas películas chilenas y actor principal en dos films de Raúl Ruiz. Es profesor de cine en la Universidad de Chile. Agüero se refiere al desarrollo de sus películas así: “Para mí es fundamental trabajar siempre con la pregunta: ¿qué es el cine? Antes de rodar, durante el rodaje y durante el montaje. Esta actitud hace que en la creación de una obra todas las posibilidades estén abiertas y todas las formas del lenguaje estén en cuestión. Creo que cada vez existe menos un lenguaje dado, sino que éste se reinventa cada vez, sobre la base de la tradición, que ya es una tradición de rupturas. Lo que hace el cineasta es desplegar su propio modo de acercarse a esa pregunta”.

Sinopsis

Sinopsis

La casa de Ignacio Agüero tiene una puerta que abre y cierra hacia la calle. Esta puerta separa el espacio interior del espacio exterior. El espacio interior contiene la historia personal del cineasta y su mundo de objetos, imaginación y pensamientos. El espacio exterior contiene la ciudad de Santiago de Chile. Las historias del mundo interior en la casa del cineasta en Santiago de Chile son interrumpidas cuando los extraños tocan el timbre y, al hacerlo, entran en la película. Con esta atención a los seres, los animales y los objetos, el cine de Ignacio Agüero reduce las distancias manteniendo las perspectivas. Encastra su casa en el mundo, su barrio en la ciudad, su película en su obra, su presente en su vida.

Reflexión

Reflexión

Reflexión

Reflexión

El otro día parte de una premisa insólita: a cualquier persona que toque el timbre de la casa de Agüero situada en el barrio de Providencia en Santiago de Chile se la invita a ser partícipe de la película. Agüero pregunta en escena y comunica las reglas del filme: usted me visita, yo lo visito luego. Un indigente que estuvo preso, un empleado de correos, un escritor, una diseñadora de arte sin trabajo de Valparaíso son algunos de los “personajes” que entran en el amoroso juego de Agüero. Un mapa de Santiago que el director cuelga en una pared del living va dando cuenta de la trayectoria. Muchos de los barrios suelen ser periféricos, lo que muestra una faceta invisibilizada de Santiago de Chile, capital de la república liberal utópica del sur y modelo a seguir para muchos mandatarios. Esa involuntaria recurrencia a visitar hogares humildes también revela una preocupación legítima del director: ¿cómo se filma a quienes no son miembros de una misma clase? ¿Cómo se filma la distancia de clases y qué debe hacer un cineasta con esa asimetría? La sensibilidad democrática de Agüero es infalible; también su solidaridad, como se podrá constatar en los créditos en el final. Cuando Agüero no viaja por los mares de asfalto de Santiago, permanece en su casa y registra el monótono transcurrir del tiempo de la vida doméstica. La repetición de los actos insignificantes son intervenidos por la puesta en escena: la luz que entra por la ventana se transforma en un cómplice de la poética de El otro día. Agüero espera por el imperceptible movimiento de la Tierra (y en ocasiones no tanto, debido a que Chile es un territorio de terremotos) que desplaza la posición de la luz natural para encuadrar una foto de sus padres. Todo es susceptible de hermosura y sorpresa. Mientras que demuestra que un hogar es un espacio de acontecimientos y también de recuerdos, la foto mencionada implica la memoria familiar que no es ajena a la memoria del país. Su padre, miembro de la Marina, murió un poco antes de que sus colegas conspiraran contra el gobierno de Salvador Allende. “¿Qué hubiera dicho mi padre?”, se pregunta el director, cuyo hermano gemelo fue torturado por la institución a la que su padre perteneció. Extraordinaria película la de Agüero, que siempre sabe filmar a los otros y escucharlos, que puede en varios planos en contrapicados en su casa hacer reconocer el cosmos, como si en el medio de Santiago una cámara tuviera pretensiones de ser un telescopio, y que no deja de insistir en desnaturalizar todo lo que aparece frente de su cámara para poetizarlo.

ROGER KOZA

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