1958
96′ Min
Colombia
Español
Luis Moya Sarmiento
Enrique Malumbres
Antonio Ordóñez Ceballos
Teresa Quintero, David Manzur, Julio E. Sánchez Vanegas, Bernardo Romero Lozano
Luis Moya
Felipe Frías
Yecid Guerrero
Miguel I. Vanegas
Fecha/Hora | Teatro | Ciudad |
---|---|---|
Viernes 1 de septiembre | 7:00 p.m. | Parque Cultural y Ambiental Otraparte | Envigado |
Viernes 1 de septiembre | 7:00 p.m. | CDL - Barbosa | Barbosa |
Nació en Ciudad de México el 25 de mayo de 1907 y murió en Colombia en junio de 1966. Dibujante, pintor, arquitecto, escenógrafo, letrista y director de cine. Llegó a Colombia en 1931 y permaneció por algunos años en el país, donde contrajo matrimonio y nacieron algunos de sus hijos. El milagro de la sal fue la única película dirigida por Moya Sarmiento en 1958 que da cuenta de su aprendizaje plástico y actualmente hace parte del patrimonio fílmico de la cinematografía colombiana.
La película relata las difíciles condiciones en las que trabajan los obreros de las minas de sal. En este marco se desarrolla una historia de supervivencia
Luis Moya Sarmiento insiste en el elemento de la tierra. Es una película a la que le interesa pensar en lo que es pisado, sobre lo que se danza, en lo que se escarba, lo que se explota. Cómo la tierra es elemento y lugar que entreteje trabajo, hogar y espiritualidad. La película se ubica en el exterior y el interior de Zipaquirá, donde se construye un túnel hacia las minas de sal. Un grupo de personas queda atrapado en el interior del túnel e intentan sobrevivir mientras esperan la ayuda de los que están afuera. El milagro de sal (1958) contempla el trabajo de minería y lo vincula más a la explosión que al descubrimiento. Más de cuerpos que de máquinas. Más a la asfixia que al cansancio. Y, especialmente, es un trabajo que tiene más que ver con lo colectivo que con el heroísmo. La película, además, atesora una idea luminosa sobre la tierra en Colombia que hasta hoy nos podría definir: un país que construye sobre lugares de tragedias terrenos para la espiritualidad. Sería muy fácil pensar en El milagro de sal como una comparación entre la clase obrera y la clase dirigente. Los que están arriba y los que están abajo. Pero esta película va más allá. Mucho más. Sarmiento evade lo obvio y filma la maldad, la bondad y el dolor en todos sus personajes. Traza una línea en la tierra y divide el país en dos. El país en su exterior y en sus huesos. Entre los que rezan por los otros y los que necesitan un milagro.
Valle de Aburrá, Antioquia