De todos modos Juan te llamas

De todos modos Juan te llamas

Año:

1976

Duración:

99′ Min

País:

México

Idioma:

Español

Direccción:

Marcela Fernández Violante

Productores:

Jorge Dorantes, Antonio G. Rubio

Elenco principal:

Jorge Russek, Patricia Aspíllaga, Juan Ferrara, Rocío Brambila

Guion:

Mitl Valdez, Adrián Palomeque,

Marcela Fernández Violante

Direccion de fotografía:

Arturo de la Rosa

Montaje:

Marcelino Aupart, Giovanni Korporaal

Sonido:

Enrique Rodríguez, Jaime Sánchez,

Miguel Maldonado

Estás funciones son posibles
gracias al trabajo de 
preservación, restauración 
y difusión de Filmoteca UNAM

Horarios

Fecha/HoraTeatroCiudad
Viernes 12 de septiembre | 2:00 p.m.Centro Colombo Americano - Sede centro. Sala 1 Medellín
Martes 16 de septiembre | 9:00 a.m.I.E. Pedro Luis Álvarez Correa. Auditorio Gloria Inés HerreraCaldas

Direccción:

Marcela Fernández Violante

Estudió Literatura dramática en la UNAM y coordinó, entre 1970 y 1971, el Cineclub de esa institución. De 1973 a 1975 produce y dirige la serie de televisión Tiempo de Filmoteca, auspiciada por la UNAM, pero su primer trabajo profesional es el corto documental Frida Kahlo (1972). En 1982 dedicó también un corto documental a la pionera del cine nacional Matilde Landeta. Se inició en el largometraje de ficción con dos producciones de corte histórico: De todos modos Juan te llamas (1974) y Cananeo (1976), ambos ampliamente premiados dentro y fuera de México. En 1979 realiza Misterios, a la que le siguen, En el país de los pies ligeros (1981) y Nocturno amor que te vas (1987), entre otras. En 1998 recibió un reconocimiento especial por sus 25 años de labor académica en la UNAM. También es investigadora, crítica y conferencista. Marcela Fernández Violante ostenta la distinción personal de haber sido la única mujer que consiguió sostener una carrera como cineasta en un medio muy poco propenso a las experiencias femeninas.

Sinopsis

Sinopsis

La película aborda las causas que originaron la rebelión de la Iglesia Católica contra el Estado surgido de la Revolución Mexicana, periodo conocido como la Guerra Cristera, entre 1926 y 1929, y cuyo escenario predominante fue el Bajío y el occidente de México. Resaltando la imposibilidad de ser fiel a la Iglesia y al Estado, un general de la época, con problemas al interior de su devota familia, debe combatir contra los creyentes alzados.

Reflexión

Reflexión

Reflexión

Reflexión

¿Cuál será el lugar privilegiado para narrar un hecho histórico? ¿Acaso lo habrá? Tal vez, Marcela Violante comprendió la necedad de esta pregunta, y convocó al espejo, extraño mineral que sabe de la multiplicidad de narraciones, haciendo suyo ese aliado imprescindible para sus juegos de reflejos: la cámara-ojo. Estos portales cristalinos confunden los espacios y nos convidan a la danza de lo público y privado, disputa que nos recuerda que lo personal es político y que Marcela construye de forma admirable. Es así como el espacio doméstico contrae el discurso de la plaza, donde el lecho conyugal es receptáculo de la amargura del cuartel, donde la metralla y los rezos purifican al unísono; donde los rifles se cargan al ritmo de las camándulas; donde la túnica puede vestir de camuflado; donde la petición a dios será la salvación de un alma a cambio de la muerte de otra, donde la cruz será socializada y el común desamparo será el único pecado perdonado. Fe y revolución, misma sed que se sacia de un mismo veneno: el poder. “La conciencia se cambia por decreto y la lengua guarda el pescuezo”, dos proverbios a los cuales atender si se quiere ser partícipe de esa política que que necesita de güevos y de carcajadas de sangre. Pero, tal vez, haya una mirada que, sin saberlo, horada los enunciados del poder, una mirada que, quizá, sea la única forma de ver: la inocencia (¿también la única para ver cine?) Armanda será ese personaje con cierto aire de querubín que podrá moverse con ligereza entre las brutalidades de su tiempo. La denominada guerra cristera será vista por una niña que se ubica en ese tiempo sin tiempo donde la infancia, a punto de ser despedida, le otorgará un lugar de testiga-fantasma, pero este lugar corromperá la gracia que otorga cierta ligereza exponiéndola a la gravedad de quien ha visto más de lo que puede soportar. ¿Qué sucede cuando el querubín olvida la voz de Dios? A modo de súplica, Armanda nos acercará al único instante de la película donde Dios y Revolución se tocan, expresándose en el fuego, purificador de herejes y contrarrevolucionarios, o, tal vez no sea ninguno de las dos, sino sólo la dignidad de aquella que ama y de quien es fiel consigo misma. Esta expiación de la imagen será rápidamente desplazada por la imagen que clausura: dos antiguos enemigos, emisarios de la palabra de cristo y la revolución, estrechan sus manos y comparten una misma carcajada…pero ¡que no cunda el pánico, de todos modos Juan te llamas!

ANGIE JAIMES
Abrir chat