2023
105′ Min
Estados Unidos
Inglés
Penny Lane
Gabriel Sedgwick
Gabriel Sedgwick
Penny Lane
Abigail Marsh
Keith Melancon
Jacob Appel
Sally Satel
Penny Lane
Naiti Gámez
Hannah Buck
Aaron Chandler
Camila Franco Ribeiro
Taylor Roy
Paul Schmitz
Avi Zev Weider
Jeff Seelye
Fecha/Hora | Teatro | Ciudad |
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Jueves 12 de septiembre | 10:00 a.m. | Teatro Explora | Parque Explora | Medellín |
El cine y el cuerpo. Donar un órgano
Proyección del estreno en Colombia de la película de Penny Lane, Confessions of a Good Samaritan (Confesiones de una buena samaritana), seguida de un conversatorio con expertos de la medicina y el cine. Función especial en asocio con la Asociación Colombiana de Trasplante de Órganos y el futuro Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos
Penny Lane, becaria Guggenheim del 2020, lleva más de una década realizando películas innovadoras de no ficción. En 2018 fue honrada con el premio Chicken & Egg Breakthrough Award, recibió el premio Vanguard en SF DocFest y fue admitida en la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. Ha tenido el honor de recibir retrospectivas a mitad de su carrera en el Museo de la Imagen en Movimiento, el Festival de Cine Documental Big Sky, el DocFest de San Francisco, el Festival de Documentales Open City y Cinema Moderne.
La decisión de la directora Penny Lane de convertirse en una “buena samaritana” al darle uno de sus riñones a un extraño la lanza a una búsqueda inesperadamente divertida, íntima y provocativa para comprender por qué todos parecen pensar que está loca.
¿Donarías un riñón a un desconocido? Al principio de Confesiones de una buena samaritana, la cineasta Penny Lane hace la pregunta directamente a la cámara. Con tanta gente necesitada de trasplantes, ¿por qué no darías uno de los tuyos? En la película, Lane pone a prueba esta convicción. Sentada frente a un telón de fondo, reflexiona sobre su deseo de donar (le da vergüenza imaginar que la gente pensará que sólo lo hace para una película) y explora el procedimiento de la donación de forma más amplia, entrevistando a médicos y otros donantes “anónimos” (también conocidos como donantes altruistas). Combina estos testimonios con la historia y la ética de los trasplantes de órganos, incluida una impresionante selección de clips de archivo (yo vería un documental completo sobre el “Donor Show” holandés que mostraba a pacientes que supuestamente competían por un trasplante). Sin embargo, lo que comienza como un acto de defensa y convencimiento optimista acaba convirtiéndose en algo más complejo, ambivalente e incluso frenético. Mientras Lane se prepara para la cirugía, se somete a exámenes médicos y redacta un testamento, se vuelve cada vez más consciente de su soledad. Es una mujer soltera sin hijos que lucha por nombrar un apoderado para la atención médica, llora al designar un tutor para gatos y se preocupa por estar sola durante la recuperación. La lucha de Lane con estos sentimientos le da profundidad a lo que podría haber sido un ejercicio participativo sencillo. La película nunca traza una línea entre el aislamiento y la desesperación de su protagonista y los de las decenas de miles de estadounidenses que esperan un trasplante de riñón, pero no tiene por qué hacerlo. Como la acción de un buen samaritano, la obra habla por sí sola
Valle de Aburrá, Antioquia