1942
3′ Min
Colombia
Sin sonido
Enrique Uribe White
| Fecha/Hora | Teatro | Ciudad |
|---|---|---|
| Miércoles 17 de septiembre | 5:00 p.m. | Centro Colombo Americano - Sede centro. Sala 1 | Medellín |
(Tuluá, 1898 – Bogotá – 1983), el célebre y polifacético intelectual colombiano, fue un hombre que practicó a lo largo de su vida una extensa y muy diversa variedad de ocupaciones. Se sabe que White fue, además de ingeniero, un apasionado astrónomo y poeta, traductor y ensayista, navegante y fotógrafo, dibujante y editor. A lo largo de su vida fue el ingeniero en jefe de la carretera Popayán-Pasto en el gobierno de Olaya Herrera, fue el director de la Biblioteca Nacional de Colombia en el gobierno de López Pumarejo, fue el creador y único editor de PAN (1935-1940), la afamada revista cultural, y fue también, durante los tiempos de Rojas Pinilla, el protagonista del pionero programa televisivo Este Mundo Maravilloso, uno de los primeros segmentos educativos y culturales de la televisión pública colombiana. A esta lista, sin embargo, debe agregarse una nueva y desconocida faceta del intelectual: la de cineasta.

Un afectuoso retrato del científico y escritor antioqueño César Uribe Piedrahita. En la intimidad de su casa campestre en Sasaima, esta filmación es un homenaje a una amistad entrañable y a un hombre excepcional.


Todavía continente vasto por descubrir, la expresión de Enrique Uribe White combina la belleza de los colores, la atención por el brillo del sol sobre la superficie de las cosas y la documentación más o menos ligera de una rutina particular. Esta película lleva el nombre de un médico, un hombre de letras, acuarelista, dibujante y grabador. Antioqueño notable, experto en su área –la higiene y el combate contra los parásitos, además de las letras–, de inconfundible pelo rojo y modelo para grandes y míticos retratos de Pedro Nel Gómez e Ignacio Gómez Jaramillo. Para dar con su esencia, Uribe White filma una de sus pequeñas obras en acuarela y, sobre todo, lo filma a él durante toda una mañana que se estrecha en flotantes tres minutos. El hombre es su rutina y lo que toca con las manos. Pequeñas actividades cotidianas que caminan entre el trabajo y lo lúdico. Es un registro temporal, documento magno de un hombre importante, y, además, hay que decirlo con fuerza y convencimiento, genuina expresión artística. Interesarse por un hombre es interesarse por su rostro, sus manos. A César Uribe Piedrahita lo vemos señalar, tocar, hacer, quizás explicar, sonreír, saltar. Sin barreras que contaminen los afectos, este hombre sereno e instintivo se muestra tal cual es: socarrón, saltarín y serio con lo que se trae entre las manos. Es una película de acceso privilegiado pero también de cierta meditación de la época del progreso y los avances: qué hace grande a un hombre, cómo se desarrolla su existencia. ¿Hay, acaso, algún secreto? Podemos, gracias a las imágenes, imaginar hipótesis. Hoy, lo que más nos conmueve de la película es el contacto entre estos dos hombres: el retrato móvil y vibrante de aquel que muestra su rostro y la pasión decidida de quien lo persigue con el aparato. Es la semilla de todo un cine que estamos apenas descubriendo, una entrada cristalina a un verdadero eslabón perdido.
Valle de Aburrá, Antioquia