1987
15′
Francia
Francés
Catalina Villar
Ateliers Varan
Catalina Villar
Catalina Villar
Elisabeth Kapnist
Hans Henrik Jansen
Fecha/Hora | Teatro | Ciudad |
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Martes 10 de septiembre | 1:00 p.m. | Cinemas Procinal Aves María | Sabaneta |
Viernes 13 de septiembre | 5:00 p.m. | Parque Innova | Girardota |
Catalina Villar, bogotana radicada en Francia, cineasta con intento de estudios en medicina por la tradición familiar y de literatura por su pasión a la escritura. Es profesora de los Ateliers Varan en París, encargada del taller de escritura documental en la Fémis. Ha participado en diferentes másteres y escuelas de cine en Cuba, España y Colombia, entre ellas la Universidad del Valle.
Esta película se proyecta con
Bienvenidos a Colombia, de Catalina Villar
Los olores están extrañamente escondidos y al mismo tiempo muy presentes. Tocan los recuerdos más profundos, pero en la jerarquía social de los sentidos están en el fondo de la pirámide. Hablar de ello es prohibido, repugnante, vinculado a estereotipos de sexo y alimentación y, por otro lado, nos acerca a los animales.
Muchas veces, en su estructura de ideas y avance narrativo, las películas eligen una acción del cuerpo para emular. Así es como una película puede ser un suspiro, un estornudo, un desmayo, incluso una colonoscopia o una cesárea. Esta primera película de Catalina Villar es como lo que hace una nariz cuando intenta respirar hasta lo más hondo de los olores que la estimulan. Tiene algo de respiro, sin embargo, como bocanada de aire que entra al cuerpo, es un movimiento excesivo. Ahora compete a todas las extremidades, que, recibiendo el aire de afuera, empiezan a inflarse. Se expanden. Villar habla de su propia película así: “Me parece divertida, realmente estaba descubriendo tanto el cine como el documental”. En efecto es el testimonio de algunos descubrimientos. También es un acceso a las arterias del cine de Villar: infancia, maravilla, juego, el rostro y la voz de otros que clasifican y, con erudición o brillante simpleza, describen e iluminan lo que ella ve desmesurado, casi ajeno e incomprensible. No persigue un tema, persigue una imagen imposible de ver. ¿Cómo filmar un olor? En retrospectiva, tiene mucho sentido que el cine de Villar empezara con una falsa persecución (¿cómo perseguir lo que siempre está bajo la propia nariz?): este movimiento le permitió no concentrarse en la imagen definitiva y final que, cuando se encuentra, acaba con éxito una persecución o una carrera. En su lugar, Villar descubre que son las variaciones de un tanteo lo realmente cinematográfico. No hay persecución en la película sino juego. No hay imágenes para el olor sino que hay una cámara convertida en una nariz (¡qué cerca vemos las cosas!). No hay una línea recta sino una suma de felices dispersiones.
Valle de Aburrá, Antioquia