The Cat With Hands / El gato con manos

The Cat With Hands / El gato con manos

Año:

2001

Duración:

4′ Min

País:

Reino Unido

Idioma:

Inglés

Direccción:

Robert Morgan

Producción:

Marcus Waterloo

Elenco principal:

Livy Armstrong
Daniel Hogwood
Victoria Hayes

Guion:

Robert Morgan

Direccion de fotografía:

Marcus Waterloo

Montaje:

Tony Fish

Sonido:

Z-No
George Foulgham

Horarios

Fecha/HoraTeatroCiudad
Viernes 12 de septiembre | 5:00 p.m.La Capilla del Claustro ComfamaMedellín

Direccción:

Robert Morgan

Conocido por cortometrajes de animación stop-motion tales como The Cat With Hands (2001) y Bobby Yeah (2011). Stopmotion es su primer largometraje.

Sinopsis

Sinopsis

La historia de un gato que, según la leyenda, desea convertirse en un humano

Reflexión

Reflexión

Reflexión

Reflexión

La corta duración del cortometraje queda olvidada una vez visto, como si en casi cuatro minutos nos contaran un mito de terror durante toda una noche. La primera imagen de la película ya da a entender que un pozo es un ojo, o al menos que, desde el fondo del pozo alguien también te mira, como la célebre frase de Nietzsche “Si miras fijamente al abismo también te devolverá la mirada”.  Después del título, que parece sacado de una película de expresionismo alemán, comienza a hablar la voz del viejo que al parecer es el que sabe, o cree saber, la historia. Mientras la anticuada y vigorosa soga sale de lo profundo del pozo, el viejo narra el mito de aquel animal, o monstruo, que alguna vez se presentó allí. El joven que parece un extranjero, bien educado, pero con algún tornillo zafado, lo escucha callado y atentamente. Vemos cómo la cubeta baja a las profundidades de la tierra en busca de sacar a la superficie un poco de agua. Al entrar en el pozo, la película juega con aquel que la ve, y en vez de adentrarnos, salimos a la superficie de una realidad alterada y trastornada. Un gato emerge de la cubeta extraída y un niño se acerca al curioso felino que lleva puestas, y se relame, dos manos humanas. La voz del narrador que cautiva y atemoriza nos va envolviendo, junto con la textura vivaz  e inquietante de la imagen análoga, en el ambiente de la noche, hasta que ya es muy tarde para salirse y no ser parte del mito que termina donde comienza. El gato se vuelve un coleccionista de las partes humanas que lo cautivan. Al fondo del pozo reside el agua, detrás del cuerpo robado reside el culpable, el cortometraje parece indicar que allá en el fondo reside lo que vale. Aunque aquel animal, esfinge, o arpía, nos despiste con su inocencia y su voz de narrador; habrá que tener cuidado de que el animal ya habite en lo profundo de nuestro pozo, portando nuestra carne y nuestra piel, siendo portavoces de su destrucción, y él buscando nuevas lenguas.

THOMAS ORTIZ BOTERO

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