Mi última aventura

Mi última aventura

Año:

2021

Duración:

15´ Min

País:

Argentina

Idioma:

Español

Direccción:

Ezequiel Salinas, Ramiro Sonzini

Producción:

Eva Cáceres

Elenco principal:

Ignacio Tamagno, Octavio Bertone

Guion:

Ezequiel Salinas, Ramiro Sonzini

Direccion de fotografía:

Ezequiel Salinas

Montaje:

Ramiro Sonzini

Sonido:

Federico Disandro

Horarios

Fecha/HoraTeatroCiudad
Viernes 19 de septiembre | 9:00 p.m.Centro Colombo Americano - Sede centro - Sala 1Medellín

Direccción:

Ezequiel Salinas, Ramiro Sonzini

Ramiro Sonzini. Nacido en la ciudad de Córdoba en 1989. Montajista y crítico. Fundador de la revista la revista La vida útil y de la Semana Mundial de la Cinefilia. En 2021 codirigió el cortometraje Mi última aventura junto a Ezequiel Salinas, que ganó el gran premio de la competencia internacional de BAFICI 2021.

 

Ezequiel Salinas. Realizador y director de fotografía. Dirigió los cortometrajes Suquía y Mi ultima aventura.

Esta película se proyecta con El viejo de Belén, La brida sobre el cuello, Jaime

Sinopsis

Sinopsis

Córdoba duerme o sueña que duerme tranquila. Pelu esta noche está despierto. Ya ha soñado demasiado tiempo cómo sería el momento en que todo empiece, que la suerte cambie. Gracias a su mejor amigo, el Jandro, intentará dar un golpe que cambie su destino, aunque en el camino deba enfrentar sus propios rencores. Su última noche es una despedida en la que transita las calles y las canciones que los acompañaron toda la vida.

Reflexión

Reflexión

Reflexión

Reflexión

Este es un film que inicia al final, al final de infinitas noches, noches bajo la luz de lámparas de sodio con sus brillos amarillos y azules, noches donde las calles frías de la ciudad son testigos de las botellas de cervezas y las colas de cigarrillo que yacen pudriéndose en las avenidas y los parques, susurrando, fantasmalmente, planes de robos, conversaciones banales y canciones viejas de un sentimiento agonizante. Narrativamente, lo que menos importa es lo que se nos muestra, todo en la película es una excusa, una bella excusa para, a través de las imágenes, los sonidos y el montaje, hacernos preguntar por todo lo que es anterior a lo que ahora vemos, aquellas cosas y eventos que llevaron a que los dos enigmáticos y opacos personajes presentados en pantalla se hayan encontrado en las infinitas noches de la ciudad, en una relación que no podemos alcanzar a comprender pero que tiene matices casi imperceptibles de respeto cobarde, miedo silente, traición espontánea y, tal vez, incluso amor reprimido. La última aventura mostrada acá es una ironía para estas crápulas de la noche cordobesa, los caballeros motorizados de los robos y los pequeños grandes golpes, donde precisamente el robo de una amplia suma de dinero podría significar el cambio definitivo de rumbo, o, de no hacerlo, seguir como siempre, continuar rondando las noches como fantasmas en moto, anidando entre esquinas, parques y calles. En el medio, la ironía más grande: esa “última aventura” es la vida de los personajes, que acá se nos presentan a media luz, donde nunca habrá una última aventura. El elemento más importante recae en la habilidad para explotar las posibilidades que la noche tiene para transmitir sensaciones físicas, olores y memorias. La sensación del frío nocturno y de la ansiedad por las trampas de la noche son palpables desde el primer plano, pero también se siente fuertemente la tranquilidad solitaria y la confidencialidad de las calles oscuras. El sonido, por su parte, entrega información que nos revela pequeños acápites de la relación entre los personajes que se le escapan a la fotografía, esto, principalmente, a través de canciones clásicas de los años 80. Hay allí una suerte de pista desde donde auscultar los intereses que rodean el nacimiento y final de aquella extraña relación. “Este será mi último golpe”, “sólo una pequeña puñalada en la espalda”, “cambiaré y seré mejor persona”, esos podrían ser los pensamientos que le suceden al personaje mientras huye a toda velocidad. Esa fue su última aventura, en su mente probablemente se repite a sí mismo como mantra: “esta fue mi última aventura”.

MATEO MARTÍNEZ
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