Jaime

Jaime

Año:

1974

Duración:

35´ Min

País:

Portugal

Idioma:

Portugués

Direccción:

António Reis

Producción:

El Centro Portugués de Cine (CPC)

Hospital Espírito Santo

Elenco principal:

Jaime Fernandes

Direccion de fotografía:

Acácio D’Almeida

Montaje:

António Reis

Margarida Martins Cordeiro

Sonido:

António Reis

Valentim De Carvalho

João Diogo

Horarios

Fecha/HoraTeatroCiudad
Viernes 19 de septiembre | 9:00 p.m.Centro Colombo Americano - Sede centro - Sala 1Medellín

Direccción:

António Reis

Cineasta, poeta, pintor y escultor portugués, nacido en 1927. Miembro activo del Cineclube de Porto, comenzó su carrera cinematográfica como asistente de dirección en la película de Manoel de Oliveira Acto de primavera (1963). A partir de Jaime (1974) su trayectoria como cineasta cobra notoriedad. Junto a su pareja, la cineasta Margarida Cordeiro, redefinieron una estética de la representación de los paisajes y las formas de vida de la Portugal posterior a la Revolución de los Claveles que marcaría una huella indeleble en la tradición cinematográfica de su país.

Sinopsis

Sinopsis

Primera película de la pareja de cineastas António Reis y Margarida Cordeiro. Filmada en el hospital psiquiátrico Miguel Bombarda de Lisboa, la película explora la vida y la obra pictórica del interno Jaime Fernandes desarrollada durante su encierro en el hospital hasta el día de su muerte.

Reflexión

Reflexión

Reflexión

Reflexión

Antonio Reis y Margarida Cordeiro hacen parte de los mejores cineastas que he visto, Jaime es una de las mejores películas que he visto en mi vida y la crítica de Jaime que escribió Jean-Louis Schefer es una de las más bellas que he leído. Es una cuestión de distancias, las que establezco con estos materiales caídos de otro mundo, pero cincelados por los rostros de unos campesinos portugueses, de unos pintores encerrados en psiquiátricos como aves flameadas en jaulas, de señoras y vacas, de sombras y cantaros de leche; del cine, el sueño perdido y una infancia menguante. El cine de Reis es mínimo y vasto. Es un cuento de Rulfo o un pequeño boceto de Blanchot sobre la muerte. Es la mano de un anciano apretando con fuerza la de su nieto, es un dibujo totémico producido bajo las ruinas de un claustro. Reis y Cordeiro, confesamente cineastas matéricos, trabajan con silencios, cuerpos con arrugas y animales desplazándose por corredores a la media noche. La historia de sus películas yacía como flores discípulas en las sombras de los objetos. Así es el mundo de Jaime, la epopeya pictórica de Reis, su Rublev íntimo, cósmico, delimitado por un corredor, una fuente y unas paredes de cal. La película no necesita la bendición de la doctrina documental o la miríada procedimental del jardín de las ficciones; es lo real compartimentado en abstracto, es lo que sucede cuando vemos un cuadro de Goya y nos giramos para dar tres pasos de espaldas al lienzo, en ese tránsito de oscuridad se imanta una mirada a una imagen faltante. Es la operación Reis-Cordeiro, hermanarse con estos planos tan bellos y desolados para empezar a habitarlos gradualmente con nuestras memorias y fantasmas de luz. Es la mirada de Jaime Fernandes, el pintor campesino desfigurando al mundo desde un panóptico lisboeta abandonado y Reis haciéndonos partícipes de su alarido, de la expresión fulminante como urgencia ontológica. Esta película junto a Ana o Trás-os-Montes tiene eso que menciona el cineasta Pedro Costa a propósito del cine de la pareja: una suerte de sensualidad casi animista, delicada e indecible que sólo se puede capturar por medio del cine. Como de Ozu y Dreyer, intentar escribir de Reis y Cordeiro es como hablar con una presencia en medio de un sueño que comienza a marcharse mientras los párpados fulminan el hechizo con una apertura de diafragma.

ANDRÉS MÚNERA
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